Cognición, metacognición, autorregulación, aprender a aprender, términos relacionados y que, bien combinados, pueden formar un cóctel educativo inigualable para nuestros estudiantes. Agitado, pero no revuelto.
Muchos autores sitúan la cuna del término metacognición a finales de los años 70, exactamente se lo atribuyen a H. Flavell. Entre las muchas características de esta habilidad que sirven para definirla, se suelen comentar las siguientes:
-Supone reflexionar sobre el propio aprendizaje.
-Es pensar sobre el pensamiento.
-Es traspasar el aprendizaje memorístico y buscar la comprensión.
-Es aprender a aprender y aprender a pensar.
-Supone ser consciente de tus propios procesos de aprendizaje.
-Implica conocer tus puntos fuertes y débiles.
La metacognición ayuda a los alumnos a ser autónomos en su aprendizaje y a mantener una actitud crítica sobre la información, sobre el conocimiento y sobre sus propias estrategias de aprendizaje.
Se fomenta un aprendizaje significativo, un aprendizaje en el que el por qué, el cómo y el para qué cobran sentido para los estudiantes. Se trata de ser conscientes de qué se quiere aprender, por qué, para qué, cómo, lo que nos va a costar, qué estrategias deberemos seguir para lograrlo y, una vez aprendido, poder evaluar y mejorar para futuros aprendizajes.
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