Las 5 características del aprendizaje en el adulto.
A principios de los 80, Knowles estableció lo que consideraba las 5 características principales que definían a los adultos que aprenden. Como verás son cosas que parecen de sentido común pero que a menudo formadores con experiencia olvidan al mecanizar su trabajo. Y es así, como te encuentras con cursos poco prácticos o que no responden a necesidades e intereses reales de los participantes.
#1 El adulto que aprende es responsable de su propio desarrollo (concepto de uno mismo).
El adulto deja de tener una personalidad orientada por otros y busca ser él mismo. Cuando una persona alcanza su madurez toma conciencia de sus deberes, derechos y responsabilidades, entre ellas la responsabilidad de su propio crecimiento y desarrollo.
Los adultos prefieren decidir qué es lo qué quieren aprender (conocimientos, habilidades y actitudes), con quién (formador, facilitador, mentor, profesor, maestro, orientador o incluso con uno mismo de forma autodidácta), cuándo y cómo (de forma presencial y/o online, en grupo o individualmente, etc.).
#2 El adulto que aprende conecta su experiencia con los nuevos conocimientos, habilidades y actitudes que adquiere.
Cualquier adulto lleva consigo una gran cantidad de vivencias y experiencias. El aprendizaje es mucho más efectivo cuando la persona es capaz de conectar esas experiencias con los conocimientos, habilidades y actitudes que está desarrollando.
Por eso, es importante buscar y usar buenos ejemplos durante la formación, plantear situaciones en las que el participante pueda reconocerse y decir "sí, eso también lo he vivido" o "yo también he tenido ese problema".
La diversidad (cultural, en edad, en roles, etc.) en el grupo de participantes es algo muy valioso. Lo que cada asistente puede aportar con su experiencia es más rico en un grupo diverso. Como formador debes identificar estas diferencias en experiencia para aprovecharlas y, al mismo tiempo, tener cuidado para asegurar que todos los participantes avanzan en el aprendizaje.
Por último, ten en cuenta que la experiencia también puede jugar en tu contra. Puedes encontrarte participantes con esquemas mentales muy rígidos y menos abiertos de mente. Por eso es fundamental mostrar tus ideas planteando ejercicios prácticos donde los participantes puedan experimentar y obtener sus propias conclusiones.
#3 El adulto que aprende está siempre preparado.
Según Knowles, el adulto que aprende tiene una actitud dinámica ante la vida. Acepta que tanto él como su entorno evoluciona constantemente, y por tanto, también asume que debe estar preparado para adaptarse a los cambios y aprender.
El adulto, conforme madura, se orienta cada vez más al desarrollo de habilidades que le permitan desenvolverse en los entornos sociales (familia, trabajo y amigos).
#4 El adulto que aprende busca la aplicación práctica.
Los adultos necesitan encontrar la aplicación práctica en lo que aprenden.
La vida de un adulto puede llegar a ser compleja. Debe desenvolverse y resolver problemas en distintos entornos y situaciones: personal, familiar, amistades y profesional. Esto hace que el tiempo para el aprendizaje se reduzca considerablemente y que, por tanto, deba seleccionar aquellas experiencias de aprendizaje que más útiles puedan resultarle.
Como formador debes intentar ofrecer programas flexibles, que puedan adaptarse a horarios ocupados y aceptar que las obligaciones de los participantes entrarán en conflicto con tu formación.
#5 El adulto que aprende está motivado.
Los adultos pueden querer aprender por motivaciones externas. Puede por ejemplo, que la empresa haya asignado una nueva función a un trabajador y este deba adquirir nuevas habilidades. Sin embargo, el adulto aprende mejor cuando tiene una motivación interna. Está es la motivación que nace del deseo de querer mejorar, crecer profesionalmente, mejorar su calidad de vida o actualizar sus conocimientos.
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